22 de junio – Día Mundial de la Selva Tropical

El reconocimiento de los territorios indígenas tiene relación directa con la conservación de la selva. Son las Comunidades Indígenas quienes mejor cuidan su entorno  ̶ y la biodiversidad que lo habita ̶  con sus saberes ancestrales, esenciales para el bienestar de los ecosistemas.  

La convivencia con los montes, la lucha contra el sistema de extracción desmedida de los bienes naturales, la protección de las aguas, la producción de alimentos amigables y el cuidado del territorio propician una relación armoniosa entre todos los seres.

Nos dice el Papa Francisco en “Querida Amazonía” 9, “Los intereses colonizadores que expandieron y expanden -legal e ilegalmente- la extracción de madera y la minería, y que han ido expulsando y acorralando a los pueblos indígenas, ribereños y afrodescendientes, provocan un clamor que grita al cielo:

«Son muchos los árboles

donde habitó la tortura

y vastos los bosques

comprados entre mil muertes»[1]

Keila Zaya, perteneciente a Tekoa Arandu, del Pueblo Mbya Guaraní en Misiones, reflexiona sobre la importancia de la selva para su Pueblo: “Nuestro Dios Ñande Ru creó la tierra, creó la selva para nosotros. El monte es tan sagrado porque por medio de esa bendición nos conectamos con los dioses”.

“Desde hace siglos, sin piedad, han matado nuestra espiritualidad, han destruido la pureza de nuestra naturaleza y hasta ahora no se cansan”, expresa ante la tala indiscriminada llevada adelante en sus territorios ancestrales, y añade, “por esa razón cada vez que hay desmontes están matando nuestra paz, nuestra felicidad, nuestra cultura y nuestra armonía”.

Los Pueblos Indígenas continúan exigiendo a los Estados nacional y provinciales la participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten (Constitución Nacional, art. 75, inc. 17)


[1] Ana Varela Tafur, «Timareo», en Lo que no veo en visiones, Lima 1992.

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