Berta Isabel Cáceres Flores fue una líder Indígena Lenca hondureña, con fuerte espíritu de resistencia y esperanza, impulsora del desarrollo de las mujeres, defensora del ambiente y de los derechos de los Pueblos Indígenas.
Luchó incansablemente por evitar la instalación de una central hidroeléctrica en el río Gualcarque -y el consecuente impacto negativo que tendría sobre el Pueblo Lenca- hasta que el poder extractivista decidió silenciarla. Sin embargo, su espíritu sigue animando las luchas contra el extractivismo y fortaleciendo la identidad de los Pueblos Ancestrales.
Berta nació el 4 de marzo de 1972 en la Comunidad La Esperanza. En 1993 cofundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) para bregar por los derechos de las Comunidades Indígenas y Campesinas, en especial los del Pueblo Lenca.
Recibió diversos homenajes debido a su perseverante esfuerzo para proteger el planeta, entre ellos el Premio Medioambiental Goldman Environmental Prize, en 2015, considerado el máximo reconocimiento mundial para defensores del ambiente.
Al recibirlo mencionó: “En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz, de los ríos somos custodios ancestrales el Pueblo Lenca. Resguardados por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida por el bien de la humanidad y de este planeta”.
En el año 2021, de manera póstuma, el Parlamento Europeo le otorgó el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, un galardón que comparte junto a personalidades como Nelson Mandela.
Fue especialmente mediática su actividad en contra de la privatización de los ríos y los proyectos de presas hidroeléctricas de inversores internacionales, sobre todo el de Agua Zarca, en el Río Gualcarque, Santa Bárbara. Luchó también contra propósitos mineros y madereros y encabezó protestas contra el golpe de Estado del 28 de junio al entonces presidente hondureño Manuel Zelaya.
Fue asesinada el 3 de marzo de 2016, por la dictadura en Honduras, después de años de haber recibido amenazas contra su vida. Tres sicarios fueron contratados para realizar el lamentable atentado.
El 29 de noviembre del 2018, Roberto David Castillo Mejía, y siete hombres fueron hallados culpables del asesinato: Sergio Ramón Rodríguez, gerente de Ambiente y Comunidades de la empresa Desarrollos Energéticos S. A. (DESA); Douglas Geovanny Bustillo, jefe de seguridad de DESA y ex teniente; Mariano Díaz Chávez, mayor de las Fuerzas Especiales; Henry Javier Hernández, antiguo sargento de las Fuerzas Especiales y los tres sicarios: Edwin Rápalo, Edilson Duarte Meza y Óscar Torres.
La corte declaró que el asesinato fue ordenado por Roberto David Castillo Mejía, quien coordinó con Bustillo. Bustillo contactó a Díaz, quien proporcionó una pistola, logística y realizó una misión de reconocimiento. Por su parte, Hernández fue quien organizó al grupo de tres sicarios para llevar a cabo el crimen. La corte dictaminó que los últimos cuatro mencionados participaron en una tentativa de asesinato el 5 de febrero de 2016. El último acusado, Emerson Duarte Meza, fue declarado inocente y puesto en libertad.
En diciembre de 2019, los tres sicarios y su jefe -Rápalo, Torres, Duarte y Hernández- fueron condenados a 34 años de prisión por asesinato y a otros 16 por tentativa de asesinato. Mientras que los cuatro autores intelectuales -Castillo, Rodríguez, Bustillo y Díaz- fueron condenados a 30 años por asesinato.
Berta logró una reputación intachable como defensora de la naturaleza que la llevó a merecer el reconocimiento de miles de personas alrededor del mundo, posicionándola como referente en la preservación ambiental y de los territorios de su Pueblo Indígena.