“Biodiversidad y Pueblos Indígenas, vida para más vida”, es el lema elegido este año por ENDEPA para la Semana de los Pueblos Indígenas (que se llevó adelante del 19 al 25 de abril), evidenciando que el cuidado de la biodiversidad se encuentra en su sabiduría ancestral, que son saberes fundamentales para dar solución a las innumerables problemáticas ambientales que se presentan. Desmonte, quemas, plantaciones de ecosistemas productivos como árboles de pino y eucalipto, contaminación por plaguicidas y materiales radiactivos son algunas de las causas de la pérdida global de la biodiversidad y el cambio climático.
Quienes tienen la capacidad de leer la naturaleza y dialogar con ella, las estrategias, conocimientos y respuestas para sobrevivir ante tanto mal causado por la humanidad, son los Pueblos Indígenas.
Por eso en esa semana tan relevante, lo que más importa es transmitir su palabra, sus pensamientos y reflexiones genuinas acerca de un problema que afecta a toda la sociedad, -sin distinción de culturas ni idiomas- alrededor de todo el mundo.
“Lo que estamos haciendo ahora es defender la biodiversidad, que es muy importante no solo para nosotros sino para todos los seres vivos, seres humanos y todo lo que tiene vida dentro del monte”, asegura Ricardo Benítez, mburuvicha de la Comunidad Tuna í, Puerto Leoni.
Para él, como para todos los Pueblos Indígenas, el monte es vida y también casa de cultura, donde se dan las condiciones para vivir como guaraní. “Pedimos que el monte sea apto y suficiente, reclamamos el territorio para defender la vida en general. No pedimos nada económicamente ni para beneficiar a una persona o familia, es para todos”.
También lamentó que sus derechos “solo están escritos en papel” y que el Estado no cumple con lo que le corresponde. “Los abuelos y abuelas están muy preocupados por el futuro, no solo de los Pueblos Originarios sino de todo ser viviente. Todo lo que está en el monte, las plantas, los animales, todo tiene vida”, reflexiona.
“Se habla mucho del cambio climático, pero no se tiene en cuenta por qué pasa. A veces llueve demasiado, o hace mucho calor, o no llueve como antes, y eso tiene una explicación”.
Los jóvenes mbya también son poseedores de una conciencia ambiental y cultural que trasciende fronteras. Saben que la respuesta está frente a nosotros, pero no sabemos decodificarla, a diferencia de ellos.
Neris Benítez, de la Comunidad Azul, en Ruiz de Montoya, sostiene que “como mbya tenemos una cultura muy diferente de los no indígenas, en nuestra cultura respetamos mucho la biodiversidad, el monte, y todo lo que nos da la naturaleza. Sin el monte no hay biodiversidad”.
“Tenemos una cosmovisión muy diferente también, no vemos el monte como dinero, los no indígenas venden la madera para producir dinero, nosotros no queremos eso. Respetamos la biodiversidad, a los animales, los árboles tienen vida”, afirma.
Mientras que su par, Keila Zaya, lamenta con profundo dolor la discriminación que sufren a diario. “No somos aceptados por la gran mayoría de la sociedad porque desconocen nuestra historia. Nosotros queremos cuidar y proteger la biodiversidad, quiero invitarles a que luchen con nosotros, que nos apoyen”.
La Semana de los Pueblos Indígenas es un momento para dar a conocer su espiritualidad, su pluralidad cultural y formas de vida, pero también para exponer la realidad en la que viven, la discriminación y el abandono que sufren por parte del Estado.
Esta consigna sobre la biodiversidad es un llamado de atención a la sociedad toda y una invitación a reflexionar acerca de una problemática que nos atañe a todos. El futuro llegó hace rato y urge tomar conciencia para activar por el ambiente.