La Ley 9092, conocida como Ley de Libertad de los Ríos, fue sancionada el 25 de septiembre de 1997. Desde entonces, los ríos Paraná, Uruguay y Gualeguay quedaron protegidos; esta normativa prohíbe la construcción de nuevas represas en Entre Ríos, marcando un paso enorme en la defensa del ambiente y la preservación de los bienes naturales.

Este logro no fue casual. Fue el fruto de años de lucha y concientización, impulsadas por la Asociación de Entidades Ambientalistas y acompañadas por muchas ONGs de todo el país. Es un ejemplo claro de cómo, en unión y resistencia, se puede cuidar lo que nos da vida: el agua limpia, los suelos libres de químicos peligrosos, los montes con su biodiversidad, los humedales y los espacios de nuestros ríos, que deben ser libres y accesibles para todos.
Los ríos y sus cuencas no son solo agua: son vida, historia y cultura. Protegerlos significa proteger nuestra propia existencia. Los Pueblos Indígenas, que comparten su vida con los arroyos y los ríos, siempre han comprendido esta relación. Viven en armonía con los territorios y saben que el bienestar de los seres humanos depende también del equilibrio y el bienestar del entorno.
Ilustración: María Adriano (pinterest).