El 7 de febrero de 1756, en las tierras del actual estado de Río Grande do Sul, Brasil, cayó en combate Sepé Tiarajú, líder guaraní de las Misiones Orientales, que se convirtió en símbolo de resistencia ante el avance colonial español y portugués. Su grito de lucha, “esta tierra tiene dueño”, sigue resonando como un eco de la defensa de los derechos de los Pueblos Indígenas sobre sus territorios ancestrales.

Durante el siglo XVIII, Las Comunidades Guaraníes se desarrollaban en lo que hoy es Paraguay, Argentina y Brasil, pero su existencia se vio amenazada por la firma del Tratado de Madrid en 1750. Este acuerdo entre España y Portugal redefinió las fronteras coloniales y obligaba a los guaraníes a abandonar su territorio, conocido como Los Siete Pueblos de las Misiones Orientales.
Lejos de aceptar la expulsión, las Comunidades resistieron bajo el liderazgo de Sepé Tiarajú, lograron frenar temporalmente el avance de las tropas, pero el enfrentamiento se tornó insostenible ante la superioridad numérica y armamentística de los invasores.
El 7 de febrero de 1756, Sepé Tiarajú fue emboscado y asesinado por soldados portugueses. Tres días después, en la batalla de Kaivoate, cerca de 1.500 guaraníes fueron masacrados en lo que sería el golpe final a la resistencia. Sin embargo, su muerte no significó el fin de su legado.
De Sepé Tiarajú a la actualidad: la lucha Indígena que no termina
El grito, “esta tierra tiene dueño”, no fue solo una consigna de resistencia en ese momento, también resuena hoy como lema en las luchas de los Pueblos Indígenas por sus territorios, tan amenazados por el avance de la minería, el agronegocio, la deforestación y proyectos extractivos.
Al igual que en el tiempo de Sepé, muchas Comunidades son criminalizadas por defender sus derechos. Sus luchas, aunque en un contexto diferente, comparten la misma esencia: la autodeterminación, la defensa del territorio y el derecho a existir en armonía con la tierra.
Hoy es recordado como un héroe en la región en la que vivió. En 2007, el Congreso brasileño lo declaró “Héroe Guaraní Misionero Riograndense”, mediante la Ley estatal N° 12.366, del estado de Río Grande del Sur. Su figura ha sido inmortalizada en la literatura, la música y el imaginario de los Pueblos Indígenas que luchan constantemente por el reconocimiento de sus derechos.