En el año 1946, el Pueblo Kolla, que habita el Noroeste argentino marchó a Casa Rosada, en la ciudad de Buenos Aires, para visibilizar sus reclamos territoriales y denunciar los padecimientos que atravesaban. Los miembros de las Comunidades Queta, Tinate, Casabindo, Casa Colorada, Guadalupe, Agua Chica, Miraflores de la Candelaria, Quichagua, Abra Pampa y Rinconada, entre otras, recorrieron más de dos mil kilómetros para presentar sus pedidos al entonces presidente Juan Domingo Perón.
Se trataba de un reclamo sobre las tierras que habitaban y cultivaban sus ancestros. El trasfondo era crudo: las tierras ancestrales de los Pueblos Indígenas en Argentina fueron ocupadas casi en su totalidad por europeos y sus descendientes criollos. En algunas regiones los miembros de los Pueblos fueron asimilados como “siervos” por los ocupantes criollos de las tierras; en otras fueron desplazados o exterminados.
La marcha se inició el 15 de mayo de 1946 en Abra Pampa, Jujuy, y arribó a la capital provincial San Salvador de Jujuy el 24 de mayo, donde se sumaron los puneños, que venían a pie de Orán y de Iruya. Eran aproximadamente 174 personas, convencidas de sus reclamos. Dos días más tarde los marchantes arribaron a Salta, luego a Tucumán el 9 de junio. A Córdoba el 22 de junio y continuaron a Rosario.
La caminata seguía, pasó por San Nicolás de los Arroyos el 18 de julio, por Pergamino el 21 de julio, donde una Comisión de Vecinos les donó comida y ropa. Fueron recibidos por una inmensa multitud, incluyendo autoridades municipales y agricultores, que además venían reclamando por una reforma agraria. El Malón llegó a Luján el 30 de julio, y a Merlo el 1 de agosto, donde fueron bienvenidos y recibieron nuevamente aportes de cientos de vecinos.
El Malón ingresó a Buenos Aires a través de Liniers el 3 de agosto de 1946. Fueron recibidos por los directores del Departamento de Protección Aborigen y alojados en el Hotel de Inmigrantes, en Puerto Madero.
Luego de esta recepción, el 27 de agosto, fuerzas de la Prefectura Naval Argentina forzaron a los marchantes a tomar un tren. Al encontrar resistencia llamaron a la Policía Federal Argentina y hacia la medianoche, el Hotel de Inmigrantes fue atacado con gases lacrimógenos. En la madrugada, tropas de asalto al mando del general Velazco ocuparon el Hotel, irrumpieron en los dormitorios y comenzaron a sacarlos a la fuerza, golpeados y empujados.
No lograron permanecer en el hotel y fueron obligados a subir al tren, que pasó por Rosario y por Córdoba en ruta al NOA, con las estaciones rodeadas de policías para impedir que los luchadores pasajeros se bajaran. El 3 de septiembre el tren llegó a San Salvador de Jujuy. Cuando llegaron, los esperaban los capataces y los capangas con ánimos de represalia.
Luego del Malón, y como método de reacción, en 1949 el gobierno nacional expropió tierras en la Puna y en la Quebrada de Humahuaca para devolverlas a las Comunidades Indígenas, pero la acción concreta nunca se efectuó.
Actualmente, los Pueblos Originarios siguen en lucha permanente para que se les devuelvan sus territorios ancestrales. El Tercer Malón de la Paz marca la actualidad de los reclamos, por un lado, de la inconstitucionalidad de la reforma constitucional de la provincia de Jujuy, que afecta directamente la consulta previa, libre e informada a los Pueblos Indígenas y, por otro, el pedido de cumplimiento efectivo sus derechos territoriales.