La soberanía de una nación no es incompatible con el reconocimiento de la preexistencia de los Pueblos Indígenas, por el contrario, implica el compromiso con el cumplimiento de sus derechos y el respeto a sus culturas y territorios.
La soberanía republicana respeta la diversidad y la riqueza de estos Pueblos, garantizando su participación activa en la toma de decisiones en asuntos que les atañen y la protección de su entorno, con el que interactúan desde hace siglos sin destruirlo ni ponerlo en peligro.