“… por mis gauchos quebraré con cuantos me los traten mal.”
Carta de Güemes a Belgrano en 1816
Para enfrentar y contener las invasiones realistas en el norte, Güemes implementó una estrategia de guerrillas conformadas por gauchos, mestizos, afrodescendientes, indígenas y campesinos. El éxito de la operación militar permitió la campaña de San Martín que finalizaría en el Perú asegurando, con sus hombres y mujeres, la frontera norte.
Ya antes había mostrado su coraje y capacidad de liderazgo cuando en 1806, siendo un Alférez de 21 años, ataca la goleta inglesa Justina y, de forma inédita, con su escuadra de jinetes se lanza “a caballo” al abordaje de un buque de guerra de la marina más poderosa del mundo de aquel entonces. Su ingreso al ejército fue en 1799 a los 14 años.
Armó una estrategia de guerra de guerrillas, “Los Infernales”, para la que no estaban preparados los oficiales españoles, más experimentados para la guerra “a la europea”, no para los flameantes ponchos rojos que aparecían sorpresivamente ni para los temibles lazos silbantes que secuestraban soldados, tras el atronador ruido de sus guardamontes de cuero seco golpeados a la carrera de sus caballos lanzados al ataque.
Ya teniente, en 1810, entiende que para frenar el avance de “los godos” es imprescindible cerrar el paso de la Quebrada de Humahuaca y lo hace con sus primeros sesenta hombres surgidos del gauchaje que lo respeta. San Martín dirá de él en 1814 “… el valeroso Teniente Coronel Don Martín Güemes…”
Junto a José de San Martín y Manuel Belgrano apoyó la propuesta de una monarquía moderada y con parlamento de una dinastía Inca, idea que fue presentada en la sesión secreta del Congreso de Tucumán en 1816.
La relación directa con la tierra, con el territorio todo y especialmente con los hombres y las mujeres que ahí vivían lo convirtió en un indiscutible caudillo cuando desenvainó el sable en defensa de la libertad. Su gente le brindó lealtad y pudo formar con el “gauchaje y la indiada” un temible ejército instruido por él.
Así, Güemes supo darle una impronta comunitaria a su lucha, desde el lado de los más humildes que formaron su ejército, para lograr su libertad y la libertad tan ansiada de nuestros Pueblos.
“Juradme que moriréis todos, como yo muero, antes que capitular con los españoles.”