
Ancestralmente, los Pueblos Indígenas vivieron, y lo siguen haciendo, en armonía con sus territorios y bienes naturales –incluida el agua–, transmitiendo sus conocimientos de generación en generación. Sin embargo, el derecho humano fundamental al agua es permanentemente vulnerado debido a la contaminación, los desmontes, la explotación minera desmedida y la falta de acceso a fuentes seguras que la provean.

“Para las Comunidades Indígenas de todo el mundo, la tierra, el agua y los alimentos no son meras mercancías, sino la base misma de la vida y del vínculo de estos pueblos con la naturaleza, por lo tanto, defender sus derechos a la tierra, el agua y los alimentos no es sólo una cuestión de justicia, sino la garantía de un futuro sostenible para todos”, escribió el Papa Francisco en un mensaje a la reunión mundial del Foro de los Pueblos Indígenas en el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, en febrero de 2025.

La defensa del derecho de los Pueblos Indígenas a preservar su cultura e identidad “pasa necesariamente por el reconocimiento del valor de su contribución a la sociedad y por la salvaguardia de su existencia y de los recursos naturales que necesitan para vivir”, mencionó el Papa.

El cumplimiento efectivo de este derecho implica que los Estados reconozcan y garanticen el acceso al agua para las Comunidades Indígenas, respetando su autodeterminación. Garantizar el derecho al agua es clave para la preservación y desarrollo de los Pueblos Indígenas, la sostenibilidad ambiental y el respeto a los derechos humanos de todas las Comunidades.
