En mayo de 1946, miembros de Comunidades Indígenas pertenecientes al Pueblo Kolla, emprendieron una histórica movilización desde de la Puna hacia la Plaza de Mayo, con el objetivo de visibilizar sus reclamos territoriales y denunciar los padecimientos constantes que atravesaban.
En mulas y carros los marchantes recorrieron más de dos mil kilómetros en casi tres meses. El 3 de agosto las Comunidades Queta, Tinate, Casabindo, Casa Colorada, Guadalupe, Agua Chica, Miraflores de la Candelaria, Quichagua, Abra Pampa y Rinconada, entre otras, hicieron su ingreso a la ciudad de Buenos Aires. El flamante presidente Juan Domingo Perón los saludó desde el balcón de la Casa Rosada y ordenó el alojamiento del grupo en el Hotel de los Inmigrantes.
Días después, el Malón sería violentamente deportado, regresándolos en trenes al Noroeste sin alimentos, ropa, ni respuestas a sus reclamos. Para colmo allí los esperaban quienes procedían como si fueran dueños de sus territorios y, más aún, de sus personas, para castigarlos por haberse “atrevido” a reclamar sus derechos.
La marcha -impulsada por el cansancio de las Comunidades que soportaban constantes atropellos, explotación extrema, maltratos y sometimiento por parte de terratenientes vinculados al poder político que se hicieron de haciendas en el territorio ancestral Kolla- tenía el propósito de obtener justicia ante tanto atropello, sin embargo, recibieron violencia, humillación y engaños.