Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, fecha para reflexionar sobre la importancia de su cuidado. La pérdida de biodiversidad debido a la destrucción del ambiente, causada por el sistema consumista-extractivista, provoca la degradación de los bienes naturales, entre ellos el agua.

Expresa Horacio Tito Mayorga, miembro de la Comunidad Huarpe Juan Manuel Villegas, en San José, departamento de Lavalle, Mendoza: “La humanidad parece caminar decididamente al suicidio.
Como especie, somos los únicos que sembramos nuestra propia extinción. No estamos viendo que sin agua no hay posibilidades de futuro. En nuestro Rito al agua, que hoy se le llama San Vicente, se bailan al Imponderable 14 cuecas, lo inicia una pareja de niños, lo cierra una de ancianos. Tiene que haber una fuente natural (ramblón, represa, lagunas, etc.) y debe estar muy presente el espíritu comunitario. Funciona como un cuerpo colectivo que transmite sus intenciones y aclama al elemento de vida que es el agua”.
En nuestros días el agua está enormemente amenazada por el crecimiento de la población, el uso abusivo por parte de la agricultura y la industria, la contaminación con agrotóxicos y el avance de los proyectos megamineros.
Los Pueblos Indígenas luchan día a día para que se reconozcan sus derechos y se respeten sus distintas culturas y cosmovisiones, que incluyen el vínculo que mantienen con el entorno natural, donde el agua ocupa un lugar preponderante.
Sin embargo, generalmente son desoídos y proliferan las actitudes colonizadoras que dominan y violentan, que concibe al agua como una simple mercancía.
Las Comunidades Indígenas, no consideran al agua como un recurso, sino como un bien natural, parte de un todo interrelacionado que conforma el territorio.