El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1973 y se conmemora cada 5 de junio con el objetivo de reflexionar sobre el cuidado de la Casa Común.
Los Pueblos Indígenas y el ambiente están estrechamente relacionados, desde siempre mantienen una interconexión armoniosa, necesaria y beneficiosa para ambos. Sin embargo, la llegada del extractivismo trajo impactos negativos muy significativos que los afectan directamente, tanto a los Pueblos como a sus ecosistemas.
La degradación ambiental afecta la calidad de vida y el bienestar de toda la humanidad, pero especialmente la de las Comunidades Originarias. La explotación de los bienes naturales mediante la minería, la tala indiscriminada y la construcción de presas hidroeléctricas ha degradado gravemente los ambientes indígenas, dañado su cultura y modo de vida. La contaminación del aire y del agua, la pérdida de hábitats naturales y la extinción de especies afectan no solo a las Comunidades, sino al planeta todo.
Dice el Papa Francisco en el artículo 49 del documento Querida Amazonía: “No es suficiente prestar atención al cuidado de las especies más visibles en riesgo de extinción. Es crucial tener en cuenta que en «el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos”, asimismo asevera, “esto fácilmente es ignorado en la evaluación del impacto ambiental de los proyectos económicos de industrias extractivas, energéticas, madereras y otras que destruyen y contaminan. Por otra parte, el agua (…) es un bien esencial para la sobrevivencia humana, pero las fuentes de contaminación son cada vez mayores”.
Los Pueblos Indígenas tienen una comprensión intrínseca y profunda de su ambiente y de las formas en que pueden vivir en armonía con él. Por lo tanto, es esencial reconocer y respetar su conocimiento y su experiencia al abordar los desafíos ambientales y trabajar juntos en el desarrollo de soluciones sostenibles.
Es importante tener en cuenta que la protección del ambiente y la defensa de los derechos de los Pueblos Indígenas están interconectados. Las políticas, programas y proyectos ambientales deben considerar el impacto que tienen en las Comunidades Originarias y respetar sus derechos, incluido a la consulta y al consentimiento previo, libre e informado.
Para los Pueblos Indígenas es imprescindible la interrelación con sus territorios que les posibilite seguir manteniendo viva su riqueza ancestral.
Proteger el ambiente y la cultura de los Pueblos Preexistentes es fundamental para construir un futuro sostenible para el planeta y toda la humanidad.